jueves, 16 de junio de 2011

Un post de "cuento": La Isla de los Inventos

Después de varios días un poco liados y sin poder publicar nada, me gustaría que me premitáis dedicar este post a mi sobrina que este sábado cumple 3 años y, por supuesto, a todos los peques.... porque también ellos tienen un rincón en mi baúl.

Este post es un cuento que le escribí a "mi niño" (que tengo apadrinado de Honduras), con la intención de que, aunque en la situación en la que viven allí los niños es más difícil conseguir las cosas, no hay que dejar de luchar por lo que uno quiere, que no deje de soñar, que con constancia, esfuerzo y, sobre todo ilusiones, se pueden conseguir muchos sueños..... aunque en el camino se encuentre con muchas dificultades.

"La Isla de los Inventos"

La primera vez que Luca oyó hablar de la Isla de los Inventos era todavía muy pequeño, pero las maravillas que oyó le sonaron tan increíbles que quedaron marcadas para siempre en su memoria. Así que desde muy joven, no dejó de buscar e investigar cualquier pista que pudiera llevarle a aquel fantástico lugar. Leyó cientos de libros de aventuras, de historia, de física y química, e incluso de música, y tomando un poco de aquí y de allá llegó a tener una idea bastante clara de la Isla de los Inventos: era un lugar que reunía a los grandes sabios del mundo para aprender e inventar juntos, y su acceso estaba totalmente restringido. Para poder pertenecer a aquel selecto club, era necesario haber realizado algún gran invento para la humanidad, y sólo entonces se podía recibir una invitación única y especial con instrucciones para llegar a la isla.

Lucas pasó sus años de juventud estudiando e inventando. Cada nueva idea la convertí en un invento, y si algo no lo comprendía, buscaba quien le ayudara para comprenderlo. Pronto conoció a otros jóvenes, brillantes inventores también, a los que contó los secretos y maravillas de la Isla de los Inventos. También ellos soñaban con recibir la invitación. Pero con el paso del tiempo, la decepción por no recibirla dio paso a una colaboración y ayuda todavía mayores, la casa de Luca se convirtió en un gran almacén de aparatos y máquinas inventados por todos. Sus invenciones empezaron a ser conocidas por todo el mundo, alcanzando a mejorar todos los ámbitos de la vida; pero ni siquiera así recibieron la invitación para unirse al club.

No se desanimaron. Siguieron aprendiendo e inventando cada día, y para conseguir más y mejores ideas, acudían a los jóvenes de más talento, ampliando el grupo cada vez mayor de aspirantes a ingresar en la isla. Un día, mucho tiempo después, Luca, ya anciano, hablaba con un joven muy brillante a quien había escrito para tratar de que se unieran a ellos. Le contó el gran secreto de la Isla de los Inventos, y de cómo estaba seguro de que algún día recibirían la carta. Pero, entonces, el joven inventor le interrumpió sorprendido:

- ¿Cómo? ¿pero no es ésta la verdadera Isla de los Inventos? ¿no era su carta la auténtica invitación?

Y, anciano como era, Luca miró a su alrededor para darse cuenta de que su sueño se había hecho realidad en su propia casa, y de que no existía más ni mejor Isla de los Inventos que la que él mismo había creado con sus amigos. Y se sintió feliz al darse cuenta de que siempre había estado en la isla, y de que su vida de inventos y estudio había sido verdaderamente feliz.

Fin.

A seguir soñando!!!!

1 comentario:

  1. ¡Qué bonito, amiga! Seguro que ese pequeño que tienes apadrinado se emocionó tanto como yo al leerlo.

    Por cierto, que en pocos días se hará realidad uno de tus sueños...¡espero verte sonreir pronto por ello!

    ¿Adivinas quién soy? Un abrazo.

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